Con tan solo leer estas tres palabras juntas, se evocan emociones en el lector. Detente un instante a observar las imágenes que vienen a tu mente, los recuerdos, tal vez de libros leídos, de experiencias vividas o de películas que has visto.
En lo personal la habitación prohibida puede haber sido la de los padres, el desván de la casa o cualquier otra que pudiera ser considerada como peligrosa para los niños. Lo prohibido ejerce una fascinación y un miedo difíciles de superar, incita a mirar dentro, a descubrir . . .
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